lunes, 6 de septiembre de 2010

LA CASITA DE ROLF

UFF!!!! Al fin terminaron las "vacaciones".
Hoy ha sido el primer día de clase de Celia (guardería)y Pilar inicia el curso el próximo jueves. Hemos regresado a casa. BENDICIÓN! SIENTO QUE ME CRECEN ALAS. AL FIN PUEDO TRABAJAR.
Las vacaciones han sido un martirio chino, y que me perdonen los amigos de dicha nacionalidad. He tenido un hartazgo de cargos: esposa; madre; hija; hermana; amiga y todos, absolutamente todos han exigido ejercicio del cargo al unisono. UNA AUTENTICA LOCURA!
En teoría, las vacaciones son ese tiempo que uno se dedica a sí mismo.
Yo llevo dos meses sin coincidir conmigo. No he leído absolutamente NADA. No he ido en bicicleta. No he tomado el sol. No me he bañado....SIMPLEMENTE HE EJERCIDO CARGOS.
No obstante todo ello, ha valido la pena. ELLAS han estado bien. Pilar ya bucea, va en bicicleta con solo dos ruedas y ha terminado negra como el tizón y redonda como una manzana. Por su parte, Celia ya casi camina, le encanta bañarse en la playa, ha comido arena y piedras y se ha pasado dos meses paseando sin parar. Se la ve sana y feliz.
Todo esto me ha hecho reflexionar sobre las vacaciones estivales y recordar la mías cuando era una niña.
Siempre he veraneado en el mismo lugar. Esto me ha permitido observar el paso del tiempo tanto en personas como en cosas.
Recuerdo alegres mañanas en la playa llenas de carreras y juegos.
Recuerdo paellas que sabian de forma especial con primos que venían a visitarnos.
Recuerdo largas tardes de paseos con vestidos preciosos y cabellos muy peinados, siempre se endulzadas con refrescos o "dráculas".
Recuerdo las fiestas de la urbanización, las cenas de sobaquillo, las barbacoas del señor TEANO. Nos agazapabamos detrás de los setos para espiar las fiestas hippis y soñar serlo cuando fueramos mayores. Eran los setenta y yo de mayor queria ser turista, hippi y chica ye ye.
Recuerdo los largos trajes de flores, el olor a hierba buena, baladro, jazmín, eucalípto...
Recuerdo las maravillosas tormentas de verano. Mi padre nos ponía a todos (somos seis hermanos) en el sofá del comedor y abria el gran ventanal que daba a la terraza.
Contábamos los relámpagos y esperábamos los truenos. ESTO ERA MUY ESPECIAL PARA MI.
Recuerdo que mis hermanos mayores tenían un amigo holandes llamado ROLF. Su familia tenía una casíta al final de una calle que terminaba en un entonces inmenso descampado. Aquella casa para mí era una ventana al mundo, representaba la vida moderna y la libertad.
Era una pequeña casa con jardín descuídado lleno de gatos y un cobertizo en el cual tenían una rulotte aparcada. En ella Rolf tenía su espacio propio. Algunas noches mis hermanos se quedaban a dormir allí con su amigo y así observaban las estrellas con el telescopio. Aquello era la bomba. Yo siempre envidié en silencio a mis hermanos por aquellas noches que yo soñaba preciosas.
Y de eso se trataba. Me pasaba las vacaciones soñando. Soñaba que algún día yo también miraría las estrellas en un gran telescopio. Soñaba que algún día yo también tendría una casa con jardín lleno de gatos y sin normas. Soñaba con viajar a Holanda. Soñaba con hacer fantásticas barbacoas en las que la gente vendría a comer y bailar sin parar. Soñaba ,soñaba, soñaba....
Y es que de eso se trata. El verano de los niños se compone de sueños y a nosotros, los ahora adultos, nos corresponde facilitarles esos maravillosos sueños y a ser posible, trabajar los suficiente como para que puedan hacer realidad la mayor parte de ellos.