martes, 17 de mayo de 2011

LA CRISIS ACTUAL: ORIGEN Y SOLUCION. Reflexiones de un creyente. AUTOR: ANGEL ALABADI SORIANO

Allá por el año 1977 adquirí un libro de un socialista holandés que me cautivó profundamente.

“La crisis de nuestra civilización” en su título. Su teoría: EL CRECIMIENTO CERO. El personaje Sicco Mansholt.

El libro se desarrolla en una conversación o preguntas de Janine Dalaunay.

La primera parte relata su vida.

Eran cinco hermanos, cuyos padres agricultores y profundamente socialistas vivían en una granja en terrenos ganados al mar. Por motivos económicos en el año 1922 tuvieron que vender la granja y parte de la familia se trasladó más al sur.
Mansoholt decidió ir a Indonesia para lo cual estudio en la escuela de agricultura tropical de Deventer.

Su actividad en Indonesia sólo dura dos años. De regreso a Holanda se había terminado de construir el gran dique en el Zuiderzec de 37 Km.

Cuando se recuperan nuevas tierras al mar por este sistema, la compañía de cultivos se hace cargo de ellas. Esta compañía es una organización estatal que construye los diques, drena y prepara las tierras. Son propiedad del estado y las alquila a los agricultores. Si el agricultor es persona consciente tiene asegurada su permanencia en la tierra y no ha de movilizar dinero para comprarla. Para obtener una granja de estas condiciones no es nada fácil por las muchas demandas y la selección exigente que se imponen, pero Sicco, que quería volver a sus orígenes, tuvo que esperar dos años. Mientras esperaba, trabajo en la granja de su hermano y de otros agricultores cerca del canal (entre la lluvia y con las manos entumecidas por el frío). Más tarde conoció a una muchacha con la que se casó, Henny Postel, que dirigía una escuela para mujeres agricultoras. Finalmente consiguió la granja de 50 Hectáreas. Para rentabilizar el tractor, el asalariado agrícola trabajaba de día y Sicco subía al tractor a las 7 de la tarde y volvía a las 6 de la mañana. Dedicado a la política de manera accidental, se consagró a ella con la misma fogosidad que se dedicaba a rotular la tierra de los Polders.

Fue ministro de agricultura y más tarde elegido comisario de la CEE.

Narra con detalle las dificultades que hubo de salvar para conseguir poner de acuerdo y enlazar los diferentes intereses de las bases de la Europa que empezaba a nacer. Los pioneros fueron, según él: Jean Monnet, Robert Schuman, Degaspari y Spaak. “La influencia que ejercía sobre nosotros Jean Monnet pesaba mucho” y describe la gran admiración que por él sentía.

Pero cuando aún siendo comisionado empezó a desarrollar sus teorías sobre el crecimiento cero, fue cuando tuvo que librar las más duras batallas. La preparación del llamado “ Informe Mannsholt”, duró dos años. Dos largos años de reflexiones y reuniones. Pero los comisionados le eligieron presidente de la COMISION ECONOMICA EUROPEA.

De su libro extraigo como esencia de su pensamiento:

Valientemente afirma: “ entre la utopía y la realidad, elijo la utopía.”

“La técnica y el crecimiento económico no son suficientes para el desarrollo del ser humano”.

“Ya no son los hombres los que dominan las máquinas, sino éstas las que destruyen todo lo que hay en ellos de humano. Estamos haciendo una Europa con una gran cabeza y sin cuerpo. La Europa de las grandes empresas, de las sociedades, multinacionales, de los monopolios.”

Al ser nombrado presidente de la CEE expresó: “ Hoy en día acepto emprender una lucha de decenios de años para lograr una sociedad más armoniosa, la sociedad sin crecimiento “.

A la acusación de que la implantación de su teoría del crecimiento cero producirá una sociedad triste, contesta entre otras cosas: “ Lo que yo creo es que el intento de cambiar la vida exige en primer lugar, el cambio de uno mismo, y eso es lo que da miedo. Cuando es necesario aceptar como iguales a todos los demás y no de labios para fuera, cuando hablar ya no es suficiente, sino que hay que actuar, el que sea alegre o triste me da risa”.

“Tenemos que salir de la racionalidad y de la productividad; fundar nuestro racionamiento sobre las aspiraciones humanas y no sobre la rentabilidad. Todo esto es indispensable si queremos salir de esta sociedad enloquecida que gira como una rueda y nos arrastra a todos directamente hacia el drama. La posibilidad de un nuevo mundo son las estructuras que hay que inventar para nosotros hombres de hoy y para nuestros hijos mañana. Es la creación de un nuevo arte de vivir, sólo posible ahora, cuando conocemos la limitación de los recursos materiales. Resulta evidente que con el paso de los años se llegará a un momento en que la producción de comida será insuficiente. Cuando en el año 1971 leí un informe sobre los límites del crecimiento del Club de Roma me di perfecta cuenta del nexo que existía entre todos los problemas: energía, alimentación, demografía, pobreza de recursos naturales, industrialización, desequilibrio ecológico forman un todo. No había sentido nunca como sentí en el momento de leer el informe, que era casi imposible corregir un punto, uno sólo, sin agravar los restantes.”

“Hemos de definir la política y la sociedad que queremos construir.”

“A menudo hay que sacrificar intereses actuales para obtener a largo plazo una sociedad fundada sobre valores completamente diferentes a los que preconizan los económetras que dirigen la política. Construir una sociedad en la que la economía servirá al individuo y no todo lo contrario.”

“La política no es un conjunto de todos los factores sectoriales. Debe basarse en una convicción, es más, en una convicción personal, no de partido.”

“Frecuentemente los tecnócratas como los políticos permanecen inmersos en sus problemas. No conocen el mundo que los rodea, ni el trabajo manual, del mismo modo que ignoran a los trabajadores. No son normales.”

“El sistema de crecimiento que funciona actualmente es tan perfecto que incrementa al mismo tiempo las ventajas y los inconvenientes, hasta el día que los inconvenientes acabarán con el, porque los alimentos y los recursos naturales no son inextinguibles o porque las desigualdades serán de tal magnitud que se hará inevitable la guerra entre pobres y ricos. La consecuencia en cualquiera de los dos casos será una regresión de la especie humana y quizá su desaparición.”

“La actual crisis de energía no es la verdadera, esta se producirá dentro de 20 ó 30 años.” ¿Profeta?

“Debemos estar preparados para los grandes desastres que se avecinan porque si los comparamos con ellas, las grandes crisis de hambre que azotan actualmente el mundo nos parecerán benignas”. (Años 1977)

“La competencia debe situarse a otro nivel. Sólo entonces el hombre puede aspirar a una vida más humana. Y deben ser los que consumen más, los privilegiados, los que deben comenzar: hacia abajo para poder alcanzar una mayor igualdad en el sentido material y hacia arriba en el sentido (en las relaciones humanas) espiritual y cultural.”

“Solamente 20 ó 30 millones de personas son conscientes de esta crisis. Son los que tienen hambre, los que no poseen nada. Nosotros les decimos: Disminuid el crecimiento demográfico, esto puede resolver vuestros problemas, Pero ellos se ríen de nosotros porque saben que si bien nuestro crecimiento demográfico es menor que el suyo, nosotros utilizamos veinte o treinta veces más materias primas por persona y veinte o treinta veces más energía sin hablar de los alimentos.

Somos nosotros los que debemos empezar, pero sin el azote de una catástrofe no creo que se consiga nada. La crisis que pronostico puede crear el pánico. Pero el pánico ya existe y el miedo a la crisis crea la crisis. Esto es lo que ocurrirá probablemente...”

“Hay que seguir una política que nos conduzca a la reducción de las necesidades artificiales inútiles, y compensar esta reducción del consumo actual con un estilo de vida que aporte una satisfacción afectiva, intelectual y espiritual. Sólo es posible encontrar otro sistema después de haber logrado el cambio de la mentalidad de la población. Sólo entonces el hombre puede aspirar a una vida más humana.”

“Nuestro sistema de crecimiento económico nos conduce hacia un mundo cada vez más desequilibrado. La incitación al crecimiento no es más que un objetivo político inmediato de las minorías dominantes.”

“El crecimiento económico ha constituido una etapa en la historia de la humanidad. Tiene sus ventajas, pero no debemos detenernos ahí. Debemos ir más lejos, y son los hombres mismos los que deben progresar antes de definir las siguientes etapas. No cabe duda que todo ello lleva mucho tiempo. Para nosotros los que vivimos en el mundo rico, se convierte en una necesidad el disminuir el nivel material de nuestra vida. Esto no quiere decir el crecimiento cero, sino un crecimiento negativo.”

“Cuando los economistas me aseguran que con la restricción de la elevación continua del nivel de vida del 20% de la población no se logrará aumentar el nivel de vida del 80% restante, no quiero escucharles. Quizá tengan razón, pero yo considero que esta primera medida es necesaria bajo el punto de vista humano y psicológico. Aunque esta medida sea insuficiente creo que sólo ella nos permitirá ir más lejos.”

“Son los políticos y no los tecnócratas los que deben dirigir el cambio, pero los políticos están en el limbo.”

“En general hacer política está mal visto... porque la mayor parte de los políticos no hacen política.. se contentan con reflejar los deseos inmediatos de las capas de la población que tiene peso electoral. Esto es lo peor que podía ocurrir. Es el final de la democracia.”
“El partido socialista se ha hecho nacionalista, esto ya es el colmo de un partido internacional.”

“Soy pesimista, no creo que podamos emprender más que pequeñas acciones encaminadas a un fin concreto. Solamente una gran catástrofe que actuara a manera de electroshock podría sacudir a la gente que la despertara. No se llegará a nada sin una catástrofe. “

No cabe duda que nos encontramos ante una gran persona. Su historia forjada desde el trabajo más duro, su sana humanidad fruto de sus auténticos valores sociales, sus clarísimos criterios de lo que debe ser la verdadera esencia de la política, sus agudos análisis y críticas de los errores y maldades, la inspirada profecía de la crisis que hoy nos envuelve, su original y utópica teoría del “crecimiento cero”... pero sobre todo lo más importante y poco común señalar donde reside el secreto de la salvación de la catástrofe: en el cambio del hombre.

Posiblemente algunas críticas resulten extremadamente duras y su pesimismo exagerado, pero es SU VISION, expresada con sinceridad.

Hoy, cuarenta años después que Mansholt predijese lo referido, son muchas y muy diversas las voces que, coincidiendo con él, nos alertan del eminente peligro que corre la humanidad y del que no podemos inhibirnos. Es de tal magnitud la responsabilidad que nos incumbe a todos, ya no por nosotros mismos sino principalmente por nuestros hijos y nietos, que me permito transcribir algunas citas que nos ayuden a despertar y concienciarnos de la gravedad de la situación.

El día 27 de mayo de 1992 en la inauguración de un ciclo sobre “ la vida amenazada, el presidente del Club de Roma Ricardo Diez Hochleitmer dijo: “ el planeta, la biosfera toda está enferma y por tanto la vida está seriamente amenazada”. Y en coincidencia total con Mansholt asevera: “ donde de verdad radica el mal es en el propio hombre, porque está enfermo en su corazón y en su mente, mientras no quiera ver en toda su dimensión real el daño acumulado, especialmente a lo largo del siglo XX y no reconozca la urgente necesidad de cambiar de actitud y comportamiento”.

Como es sabido, el Club de Roma es una Asociación de unos cien intelectuales de todo el mundo y variada formación que realiza informes sobre los problemas del futuro de la humanidad.

Hoy, inmersos en la crisis económica que Sicco nos predijo, no somos capaces de ver que no es sino la punta del iceberg de una crisis más profunda, más humana: crisis de valores, de ética, de sentido.

En sus últimos tiempos Francisco Ayala dijo en una entrevista periodística; “en nuestra sociedad las pautas de conducta se han hecho tan dudosas y muy inciertas para las expectativas que al individuo se le ofrecen para orientar el proyecto de su propia existencia. La lucha por afirmarse frente a los demás adquiere aspectos de despiadada brutalidad”. Y más adelante afirma: “ la falta de fe de la gente en los partidos políticos y sobre todo la constatación de que la ilusión en el progreso moral se puede dar en el individuo y no en la sociedad, son las únicas afirmaciones que encuentro para explicarme el caótico mundo en que vivimos.”

El día 27 de septiembre de 2010 en una entrevista al sociólogo suizo Jean Zeingler sobre su libro “El odio a Occidente” entre otras cosas dice: “ Pocas veces los occidentales han dado tales muestras de ceguera, indiferencia y cinismo como ahora. Vivimos en un orden caníbal del mundo. Cada cinco minutos muere un niño de menos de seis años, treinta y siete mil personas fallecen de hambre cada día y más de mil millones – casi la cuarta parte de la humanidad – sufre malnutrición. Y mientras tanto las quinientas mayores multinacionales controlaron el año 2009 el 53% del PIB mundial. Un poder como jamás tuvo un Papa, un rey o un Emperador. Creo que la ceguera de los occidentales es total”.Y termina con la escalofriante afirmación: “ son las estructuras del orden criminal del mundo las que fabrican cada día la masacre criminal del hambre. La solución no es dar más sino robar menos.”

“Las corporaciones supranacionales y las instituciones financieras que dominan la economía mundial, incluido el comercio internacional, son en la práctica los que podíamos denominar los amos del mundo, por lo que el capitalismo de libre mercado no debe entrañar riesgo alguno para los amos.” Reflexión de otra importante personalidad.

No hace muchos años los banqueros eran personajes desconocidos para la inmensa mayoría de los ciudadanos. Hoy han pasado a ser figuras de gran relieve en la sociedad. Su protagonismo es tal vez superior al de los políticos. No hay día que no estén presentes en los medios. La economía de mercado se ha convertido en el becerro de oro universal.

Durante un período de nuestra historia reciente, la humanidad vivió un equilibrio sostenido por el miedo entre dos concepciones que originaban dos sistemas diferentes: el comunismo que “teóricamente” anteponía la igualdad sobre todo lo demás, y el capitalismo que también “teóricamente” hace lo mismo con la libertad.

Cayó el muro de Berlín y ante el mundo entero quedaron al descubierto las perversiones, maldades y crímenes que en nombre de la igualdad se practicaron y propagaron. Pero al desaparecer un polo, se rompió el equilibrio del miedo y el capitalismo se erige, en nombre de la libertad, como señor absoluto del destino de la humanidad que, cual caballo desbocado, nos arrastra al caos y maldades no inferiores a los cometidos por el comunismo.

Es sumamente esclarecedor que la libertad y la igualdad junto con la fraternidad fueron las tres proclamas de la revolución francesa, y en consecuencia ¿no procede preguntarnos si la patente ausencia de la fraternidad, tanto en el capitalismo como en el comunismo, evidencian sus respectivos fracasos?

Debemos encontrar el camino para introducir a la gran ausente “la fraternidad” en las relaciones humanas, sociales y políticas; es lo que Sicco Mansholt nos viene a decir “ tenemos que salir de la racionalidad de la productividad y fundar nuestro racionamiento sobre las aspiraciones humanas y no sobre la rentabilidad”.

También nos indica por donde debemos empezar el nuevo camino cuando nos dice “ sólo es posible encontrar otro sistema después de haber logrado el cambio de la mentalidad de la población. Sólo entonces el hombre puede aspirar a una vida más humana”.

Siendo pues el hombre el primer eslabón del gran cambio que precisamos, se impone alcanzar un mínimo conocimiento de nosotros mismos. Al igual que el universo se nos presenta como el Gran Misterio, también nosotros lo somos para nosotros mismos. Nos dirige la razón y la sensibilidad, la plenitud y la indigencia, la luz y la sombra, en todo nos envuelve la ambigüedad.
El nobel Octavio Paz nos da la siguiente definición: “En cada individuo aparece la escisión psíquica. Estamos separados de los otros y de nosotros mismos por invisibles paredes de egoísmo, miedo e indiferencia “.

El gran reto que se nos presenta no puede ignorar estas realidades así como será muy útil discernir una clara actitud ante el misterio del universo que nos envuelve y del que formamos parte, pues de ella dependerá el gran medida nuestra aportación a la tarea. Son varias las actitudes que se adoptan ante este dilema: los que piensan que todo es fruto de una evolución ciega, casual y sin sentido; Los que prefieren no hacerse ninguna pregunta, y los que creemos que todo tiene su sentido, origen y fin en una causa superior.

Sicco Mansholt no fue creyente, “... aunque siente un profundo respeto por los cristianos; él cree que por la sola razón se debería dar explicación a todo”.
Tal vez por ello, al sólo confiar en la razón, conocedor de la flaqueza humana nos indica el camino, pero se confiesa pesimista ante su realización. “ No creo que podamos emprender más que pequeñas acciones encaminadas a un fin concreto, solamente una gran catástrofe que actuara a manera de electroshock podría sacudir a la gente que la despertara. No se llegará a nada sin una catástrofe” . Y este es el gran reto para todos, evitar la catástrofe. Hemos dicho que la raíz de la crisis económica radica en la crisis de valores, de ética, de sentido. Debemos admitir que la receta de Mansholt de renunciar voluntariamente a parte de nuestro “estatus” económico es casi imposible para el hombre de hoy, pero como dice, “cifrar nuestras aspiraciones hacia arriba en sentido espiritual y cultural“ creo que aún lo es mucho más.

La cultura imperante nos intenta separar de todo sentido espiritual, con lo que crecen en el hombre sus inferiores instintos, que sostenidos por las muchas capacidades que el progreso les proporciona se centran en el cultivo de su individualismo y egoísmo. Instintivamente, ante cada cosa o persona la reacción es: ¿cuánto vale? ¿para qué sirve?
Producir y consumir, buscar la satisfacción inmediata, prescindir de la disciplina y perseguir el placer individual. En esto ocupamos nuestras potencialidades.

El ya citado Octavio Paz nos dice: “A medida que se eleva el nivel material de la vida, desciende el nivel de la verdadera vida”.

Recuerdo una anécdota muy expresiva que se dio en un colegio religioso hace ya algunos años. Llegado el momento de elegir carrera el profesor hizo la observación a los alumnos de lo curioso que todos eligieran carreras técnicas y ninguno se inclinase por las humanidades, a lo que le objetó un alumno: “Padre, de las humanidades no se come”. El religioso le respondió: “Puede, pero se vive”.

La mezquindad espiritual socava la bondad de nuestra vida colectiva. Todo anhelo de vigorizar la espiritualidad está hoy proscrito por los poderes dominantes. Rehuir frívolamente los problemas profundos. El mundo actual no quiere saber nada del espíritu. Lo que importa no es el ser, sino el tener.

Resulta triste comprobar como, hoy en día, tanta gente es capaz de vivir tan solo en lo material y mental, olvidando la belleza y la grandeza de lo espiritual.

Nuestra sociedad, al apoyarse en la sola razón que se asemeja a un cristal que al caer queda hecho añicos en cuanto cambian los vientos, enloquece violentamente. Vivimos la vida de la depresión, aumentan los suicidios, enfermedades mentales, desviaciones psíquicas. El espíritu es el complemento que revoluciona la estrecha razón que nos ha conducido con su lógica pretensión a tanto callejón sin salida.

“La razón, con toda su grandeza, no podemos otorgarle un poder totalitario que anule el espíritu, que la complementa en su espacio de real limitación “.

Por otra parte Karl Rahnner da la siguiente definición a la sabiduría humana: “Se dice que el saber es el modo más íntimo de poseer y abrazar algo. Y a mí se me figura que el conocer apenas toca la superficie de las cosas que no penetran en mi corazón, en aquellas profundidades de mi ser, en las cuales estoy verdaderamente “.

“En cierto sentido la sociedad promueve, aunque diga lo contrario, el florecimiento de personas que consuman y no cuestionen; que tengan necesidad de esas cosas que el dinero puede conseguir y sólo de ellas; que reciba mensajes y mandatos pero que en ningún caso opine sobre ellos. Me acuerdo del mito de la caverna de Platón y un escalofrío recorre mi espalda “. Esto escribe Jorge Bucay en su interesante libro “El camino de la espiritualidad”, y prosigue: “Esta alteración de las prioridades no sólo relega sino que a veces hasta destruye el afán de ser mejores personas. Así, la espiritualidad, el último y más importante elemento de nuestra búsqueda de superación queda postergada “ad infinitum” utilizando como argumento el soberbio menosprecio de todo lo que no se pueda tasar en dinero, poder o aplauso, olvidando el hombre sus necesidades de encontrarse con sus aspectos más puros y esenciales”; Sin embargo, prosigue, “En los últimos diez años las voces de científicos y místicos, de filósofos y terapeutas se vuelven a escuchar como para pedirnos que no olvidemos que el ser humano, está biológicamente programado para buscar sentido y plenitud a la vida .
Que la mera existencia no es suficiente.
Que estamos empujados por nuestra esencia a querer saber más.
Que llevamos en nuestros genes la obligación biológica de trascender nuestra realidad física.
Que es necesario ser conscientes de que existe (siempre existe) un camino que nos conduce hacia un lugar más elevado.
Que ese recorrido nos lleva a una vida mejor, aún en las mismas circunstancias en las que estamos.
Que el camino espiritual no es ajeno a nosotros y que desde nuestro interior se insinúa siempre la necesidad de recorrerlo.
Que antes o después lo iniciaremos.”

Para confirmar estas ideas me remito a las enseñanzas del doctor psiquiatra Wiktor Frankl que extraigo de su libro “ El hombre en busca de sentido”, traducido a más de veinte idiomas y que la Library o Congress de Washington lo ha declarado como uno de los diez libros de mayor influencia en América.

La primera parte del libro narra la heroica y aleccionadora experiencia de los tres años que sobrevivió en los campos de exterminio de Auschwitz y Dachau que le supusieron un mejor conocimiento del ser humano.
En el capítulo del libro titulado “Voluntad de sentido” expresa: “La búsqueda por parte del hombre del sentido de su vida constituye una fuerza primaria y no una realización secundaria de sus instintos. Este sentido es único y específico en cuanto es uno mismo y uno sólo quien ha de encontrarlo. Únicamente así el hombre alcanza un fin que satisfaga su propia voluntad de sentido. El sentido no es sólo algo que nace de la propia existencia, sino que se presenta frente a esa misma existencia. La frustración o desesperación por encontrarle a la vida un sentido valioso es una angustia espiritual, pero en modo alguno representa una enfermedad.”

La logoterapia, corriente psicológica por él concebida, se diferencia del psicoanálisis en que “... concibe al hombre como un ser cuyos intereses primordiales se inscriben en la órbita de asumir un sentido a la existencia y realizar un conjunto de valores y no en la mera gratificación y satisfacción de sus impulsos e instintos. Me atrevería a afirmar que nada en el mundo ayuda a sobrevivir, aún en las peores condiciones, como la conciencia de que la vida esconde un sentido.”

“El amor es el único camino para llegar a lo más profundo de la personalidad de un hombre. Nadie es conocedor de la esencia de un ser humano si no lo ama.” Reducidísima síntesis de este maravilloso libro.

Con la abundancia de citas y análisis ajenos pretendo resaltar con mayor fuerza la evidencia de la grave situación que nos envuelve centrando la atención en la realidad de nosotros mismos, primer eslabón en el inaplazable cambio para evitar la catástrofe que Manssholt nos vaticina. Ello a mi juicio, requiere admitir que el progreso de la razón hacia la explicación de todo y su organización aparecen como creencias superadas. Bajar de nuestro endiosamiento y admitir con sincera humildad nuestras evidentes limitaciones como admirablemente expresó el Nobel Karl Pope: “ Fue mi maestro quien me enseñó no solamente cuán poco sabía, sino que cualquiera que fuese el tipo de sabiduría a la que yo pudiese aspirar jamás podría consistir en otra cosa que percatarme más plenamente de la infinitud de mi ignorancia “. Y al respecto, otro Nobel, Planck aseveró: “ La ciencia es un combate con vistas a un fin que nunca será alcanzado en su misma naturaleza, porque cuando más se amplía la esfera de los acontecimientos humanos mayor se hace el misterio que los rodea”.

Además de alcanzar un claro conocimiento de nosotros mismos, también hemos de conocer las características del mundo que hemos creado, en el cual se han diluido las normas más elementales del bien y del mal, se han trastocado todos los ritmos del día y de la noche. Vivimos envueltos en una vida frenética que nos convierte en víctimas de un incesante bombardeo de publicidad, noticias, acontecimientos de todo tipo, en la que nos resulta sumamente difícil encontrar espacio para el silencio y el recogimiento interior en donde reside la verdad de nosotros mismos.
A ello debemos añadir la invasión de la “ vida “ digital tan útil como esclavizante que nos lleva a preguntarnos si las máquinas sirven al hombre o éstas han contribuido a esclavizarlos y deshumanizarlo.

Estamos viviendo el éxodo de la vida física a la digital, donde incluso se está modificando el significado del ser humano. En esta cultura los viejos son los eternos jubilados y no tienen nada que enseñar. Tienen que dejar paso a los jóvenes cuyo dogma es internet y todo lo que tienen que decir está en su móvil.

De otro premio Nobel, Herman Essen es el siguiente párrafo: “ Al que el destino se lo depare debe alguna vez en la vida quedarse solo, tan perfectamente solo que llegue a retrotraerse en su más íntimo yo. Entonces, de pronto, ya no estará solo. Encontrará que nuestro más íntimo yo es el espíritu mismo, es Dios, es lo invisible, Y así vuelve uno a sentirse en medio del mundo inmune a su multiplicidad, pues se sabe en unidad última con todo ser “.

Precisamos profundizar en todas estas consideraciones si admitimos con Manssholt que el primer paso para alcanzar un nuevo mundo es el cambio de nosotros mismos.
“Un árbol malo no dará buenos frutos, así como un árbol bueno no puede dar malos frutos “.

No cabe pues eludir la responsabilidad personal. Buscar culpables que nos inhiban de ella, nos hace amorales.

Llegados a este punto y admitiendo que este es el inexcusable camino, surge la necesaria pregunta: ¿ Puede el hombre por si solo alcanzar estas metas ?
Los cristianos desde el espíritu creemos que la vida tiene su sentido en un origen y fin que es Dios que es AMOR.

San Pablo en la carta a los romanos sintetiza con toda claridad la esencia del cristianismo: “ No debáis nada a nadie; amaros unos a otros, pues el que ama al prójimo ha cumplido la ley. Porque no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás y cualquier otro mandamiento todo se reduce a esto: “ Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El que ama no hace mal al prójimo, así que la plenitud de la ley es el amor “.

El cristianismo “no es ninguna otra cosa que el enunciado de lo que el hombre experimenta oscuramente en la existencia concreta” ( Kark Ranher )

La creencia no se puede imponer ni siquiera transmitir, no es una ideología; solamente enunciar y ayudar más que con palabras con la ejemplaridad de su vivencia, que despierte la semilla que todos llevamos dentro.

Séneca dejó dicho: “ La conciencia es Dios dentro de ti y contigo”. Todo hombre percibe que la conciencia es mayor que el mismo. El no la ha creado, no tiene ningún poder sobre ella. No puede destruirla pero lo que no puede es obligarla a callar.

“La verdad religiosa no es nunca una forma abstracta ni el término de un raciocinio. Lo primero y fundamental es una experiencia vital, un encuentro con el sentido definitivo. La fe antes que un razonamiento es una vivencia. “ ( L. Boff ) .
El Dios vivo transformó el sentido de la vida. La fe en Dios transforma esa paz de conciencia que guarda nuestro propio corazón y que, inexplicablemente, es más fuerte que nuestros vaivenes psicológicos y nuestros miedos existenciales.

Benedicto XVI en la encíclica “ Deus caritas est “ nos dice: “ No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, una persona que da horizonte a la vida y con ello una orientación decisiva. La fe en un Dios creador es la adaptación de la propia vida a una nueva estructura que abarca todo un proyecto de vida “.

La revelación cristiana se presenta como salvación, es decir como realización plena de la vocación del hombre creado a imagen y semejanza de Dios.

La ansiedad imperante en el hombre actual delata apropiación y deseo de dominar la existencia por si solo. Nuestro viejo pecado realmente original.

A este respecto nos dice Octavio Paz: “ El hombre al intentar montar la vida por si solo apartando a Dios de la historia y de la existencia, inventa senderos que luego abandona, crea sus ídolos, sus métodos de convivencia, pone su ilusión en haber encontrado cada vez en cada una la solución, pero siempre es el fracaso el resultado “.

En la encíclica “Caritas in viritate“ Benedicto XVI expresa: “Las conclusiones de las ciencias no podrán indicar la vida hacia el desarrollo integral del hombre. Siempre hay que alzarse más allá, pero el más allá lo exige la caridad en la verdad, y el más allá nunca significa prescindir de las conclusiones de la razón, ni contradecir sus resultados. No existe la inteligencia y después el amor: existe el amor rico en inteligencia y la inteligencia llena de amor. La razón por si sola es capaz de aceptar la igualdad entre los hombres y establecer una convivencia entre ellos, pero no consigue fundar la hermandad .”

Leonard Boff añade: “El amor es el secreto de la vida y su máximo valor. El amor no conoce límites, sólo existe en dar y ponerse al servicio de los demás. Y sólo dando es como se tiene. El hombre tiene necesidad de amor, pero de amor gratuito. Sólo el que sabe del verdadero amor puede entender las palabras más sagradas del cristianismo: Dios es amor. “

El ya mencionado Nobel Ermann Hesse dijo: “Cuando menos fe tengo globalmente en nuestro tiempo, cuando más creo ver degenerar y marchitarse a la humanidad, tanto menos pienso en la revolución, como remedio a esta decadencia y tanto más creo en la magia del amor.“

Es pues el amor que alumbra la fe desde el sentido espiritual de la vida el que crea seres que vivan en todas las ocupaciones y actividades tal como tan bellamente expresó el doctor Marañón: “ Si ser médico es entregar la vida a la misión elegida, tener todos los días la humildad de aprender la lección nueva de cada día. Si ser médico es hacer de la ambición nobleza, del interés generosidad, del tiempo destiempo y de la ciencia servicio al hombre que es el hijo de Dios. Ser médico es amor, infinito amor a nuestros semejantes. “

Este sentir y obrar es “ la luz del mundo, el fermento en la masa, la sal de la tierra “ que el Evangelio nos pide a los cristianos. “ “El orden justo de la sociedad y del estado es una tarea principal de la política” –nos dice el Papa en la encíclica ya referida-: Es propio de la estructura fundamental del cristianismo la distinción entre lo que es del César y lo que es de Dios; esto es, entre el Estado y la Iglesia como dice el Concilio Vaticano II el reconocimiento de la autonomía de las realidades temporales “. Y más adelante argumenta: “ La sociedad justa no puede ser obra de la iglesia sino de la política... El amor siempre será necesario incluso en la sociedad más justa... Quien intenta desentenderse del amor se dispone a desinteresarse del hombre en cuanto a hombre... La Iglesia es mediata, ya que le corresponde contribuir a la purificación de la razón y reavivar las fuerzas morales sin lo cual no se instauran estructuras justas ni estas pueden ser operativas a largo plazo “. Extractos muy limitados de la luminosa y muy actual encíclica que finaliza con la siguiente síntesis: “ El amor es una luz –en el fondo la única- que ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar. El amor es posible y nosotros podemos ponerlo en práctica porque hemos sido creados a imagen de Dios. Vivir el amor y así llevar la luz de Dios al mundo: a esto quiero invitaros en esta encíclica “.

Al pesimismo de Manssholt, desde su humanismo laico, podemos y debemos ofrecer el humanismo cristiano que nace de los valores que todos llevamos dentro y que él opina que sólo en una catástrofe podrían despertar, y los cristianos creemos que se puede evitar si alcanzamos la luz y fuerza del máximo valor de la vida: El Amor.

Estas verdades, en un pasado no lejano, eran para muchos aceptadas y por casi todos respetables, pero en la sociedad actual suenan a pura poesía. Parece ser que la verdad y la caridad son algo inalcanzable. El fin justifica los medios y para la realización de determinado objetivo se emplean los medios más oscuros. Todo vale en las relaciones sociales, económicas y donde más en la política. Los sobornos, la defensa de errores a sabiendas que nadie los cree. Esto llega a la aceptación consciente o inconscientemente que el progreso moral se puede dar en el individuo y no en la sociedad, como dijo Francisco Ayala.

La democracia, “el menos malo de todos los sistemas políticos“ nos lo estamos cargando, y los principales responsables son los propios políticos. Se promueven leyes y más leyes, que son burladas descaradamente por aquellos que están obligados a hacerlas cumplir.

La grandeza de la noble tarea política precisa de un profundo cambio tanto en el fondo como en las formas, como denuncia Manssholt. No el poder, sino el servir ha de ser su esencia. Buscar la verdad y desenmascarar la mentira, favorecer la unidad y desacreditar la intriga, evitar la división y buscar el entendimiento, promover la paz y desterrar la violencia, transmitir seguridad y confianza y no imposición y temor. ¡ Qué lejos quedan estas premisas auténticamente cristianas de la realidad actual !

La famosa lamentación de Ortega y Gasset: “ No es esto, no es esto “ es hoy más actual que cuando fue proferida. Los políticos, en su inmensa mayoría, llegan al poder no para concebir y realizar los mejores planes para la ciudadanía sino para que la sociedad se convierta en el escenario donde ellos realizan sus propios planes.

También en el campo empresarial donde abundan más los hombres de “presa“ que los de empresa. Los Sindicatos anclados en el pasado, burocratizados y con escasa influencia en los trabajadores. Los intelectuales muy comedidos en lo “políticamente correcto“. En la educación parece ser que el único o máximo fin es la tolerancia cuando la autentica educación se debe basar en fines que se definan positivamente. Se es tolerante no desde el vació moral sino desde unos principios sólidos, siempre tolerantes y comprensivos.

Debemos ser conscientes que desde la “modernidad” la sociedad ha derivado en una nueva torre de Babel de la que urge salir antes que se nos derrumbe encima.

Los primeros cristianos, en una época en tantos aspectos semejante a la nuestra, con la fuerza del amor derribaron tanto ídolo falso y venciendo tanta adversidad y odio lograron expandir su fe –el amor- por todo el mundo conocido.

Hoy los ídolos a derrumbar son distintos, el odio es más sutil pero existe en grandes dosis. El filósofo y escritor francés Bernard Henri Levy en una entrevista a un periódico de ámbito nacional el 19 de septiembre de 2010 dice: “La voz del Papa es extraordinariamente importante y somos muy injustos con este Papa. Yo no soy católico, pero creo que hay prejuicios. Sobre todo un anticatolicismo primario que está tomando proporciones enormes en Europa “. No creo que nadie se escandalice si afirmo que esto en España, hoy, es mucho más obsesivo y feroz en ciertos medios y políticos. A la provocación no podemos caer en la tentación de responder con las mismas armas de insidia, maldad y odio, más bien considerar y practicar la observación del cardenal Newman: “Los hombres se permiten con facilidad mofarse de la reputación de los buenos, pero no pueden soportar su presencia: no pueden mirar fijamente ni resistir por mucho tiempo frente a la santidad encarnada en las personas. La conducta silenciosa que obedece su conciencia suscita en la gente una reacción completamente diferente de la que provoca la mera razón versátil y locuaz “.

Debemos creer firmemente que con la fuerza del amor podemos cambiar el mundo. No hay fuerza humana que lo resista.

Instaurar el amor en el centro de la vida y solamente entonces se podrá realizar la verdadera libertad y aspirar a la auténtica igualdad.

El anhelo de felicidad no se alcanzará con la abundancia material, sin esfuerzo.

La sociedad actual, desengañada del relativismo y la banalización imperante, se revela contra tanta y tan descarada injusticia y vaciedad de las ideologías deshumanizantes y nebulosas. Está sedienta de verdades sólidas, justas y fraternales. El mundo actual nos ha conducido a comportarnos como lobos unos contra otros. El punto de inhumanidad e injusticia a la que se ha llegado es la auténtica causa que nos sitúa al borde del abismo que Sicco Manssholt nos alerta.

La globalización nos lleva a las mayores injusticias jamás imaginables que nuestra ceguera nos hace inconscientes de su maldad. A este respecto el premio Príncipe de Asturias 2010 Zygmunt Bauman en su libro “ Tiempo líquidos “ nos alerta: “ El bienestar de un lugar repercute en el sufrimiento de otro.” ... La unidad de la humanidad como la que ha generado la globalización, significa sobre todo que nadie puede escapar a ninguna parte.“ ...Una sociedad que se sabe incompleta, y por tanto ansía ocuparse de las propias posibilidades todavía no intuidas ni mucho menos exploradas”. Y más adelante: “ Una sociedad impotente como nunca para decidir su curso con un mínimo grado de certeza para mantener el rumbo escogido una vez tomada la decisión.”

Tenemos que ser optimistas y ser capaces de situar la crisis, no como el problema, sino como la oportunidad. La crisis es el momento idóneo para empezar a recuperar los valores que se habían perdido. Por ejemplo, los jóvenes de hoy no vibran ante las grandes utopías sociopolíticas y parecen rabiosamente individualistas; pero de hecho están hambrientos de relaciones humanas, de intercomunicación grupal, y a estos niveles si que desean mayor igualdad y justicia.

También aumentan considerablemente las personas que aún habiendo alcanzado un alto “estatus” económico y social abandonan para buscar la felicidad en ambientes más sencillos y humanos. También crecen los que se encuadran en organizaciones no gubernamentales para ayudar a los más débiles, y con ello alcanzar una satisfacción humana que el consumismo y la lucha por tener no les llenó.

Pero es, sobre todo en el mundo cristiano, en donde sin publicidad, calladamente van creciendo con fuerza la santidad de tantas mujeres y hombres que se entregan incondicionalmente al servicio del prójimo. Sobresalen Cáritas, Manos Unidad, Unicef, las Hermanas de la Caridad de la madre Teresa de Calcuta, Mensajeros de la Paz y tantas otras en donde brilla la grandeza del mensaje cristiano.

¿Podemos imaginar si en vez de ser minoría fuésemos todos los que nos confesamos cristianos los que en nuestro cotidiano vivir, en nuestro ambiente y profesión viviésemos este espíritu de servicio y amor?

La crítica es necesaria ante tanto error y maldad, pero como dice la madre de Teresa de Calcuta: “Mejor encender una cerilla que criticar la oscuridad”.

Un paso importante y al alcance de todos supondría unir esfuerzos y suscribirnos todos a las instituciones que tanta justicia y amor siembran en el mundo, como son las instituciones anteriormente citadas.

También, para los que nos sentimos cristianos, combatir el empeño de borrar a Dios de la vida, responder con valentía exponiendo nuestra fe públicamente, con símbolos como la cruz en nuestros coches u otros detalles que visualicen que Dios sigue vivo en nuestra sociedad. No debemos admitir que se nos intente borrar de la vida pública, pues la alegría de la felicidad que nos proporciona la fe, más bien nos debe lanzar a exponerla con la sana intención de invitar a todos a alcanzarla y practicarla.

Ante el eslogan publicitario plasmado en los autobuses de Barcelona “Posiblemente Dios no exista. Vive la vida a tope”, podemos responder: “Busca a Dios en tu interior y encontrándole descubrirás el verdadero amor y en él la felicidad “.

miércoles, 19 de enero de 2011

Y OCURRIO...

Tan solo unas breves líneas para remitirme a la entrada MENTES INQUIETAS del pasado mes de mayo en la que ya reflexioné sobre la tremenda estupidez del uso de las distintas lenguas cooficiales en nuestro senado.
Me importa un comino el importe del gasto que supone.
Me importa un comino si se trata de una simple ampliación de lo que ya había o si la genial idea se ha parido hace diez minutos.
Me importa un comino si estos o aquellos antes lo negaban y ahora lo aprueban.
Me importa un comino que a los nacionalistas les guste.
Lo mires como lo mires carece de todo sentido y callar supone aceptar.
La lengua oficial en el senado es el español.
Todos tienen obligacion de conocerla y respetarla aunque les pese.
¿Que sentido tiene expresarse en Catalán y que le traduzcan el resto de intervenciones al castellano?
FACHADA, IMAGEN,
Por un puñado de votos los políticos son capaces de hacerlo TODO.
EL PROBLEMA ES QUE POR SU CULPA TODOS HACEMOS EL RIDICULO.