lunes, 27 de diciembre de 2010

DIA DE NAVIDAD EN FAMILIA

Hace ya varias semanas que no escribo. Como se dice ahora, estoy "atascada", aunque en mi caso mi "atascamiento" comienza a ser permanente. Este es un tema que deberé resolver en breve pero desde luego no es mi intención ahora escribir sobre ello.
Hoy quiero escribir sobre la tarde que he pasado junto a mi familia. Tarde "navideña" nunca mejor dicho.
Siempre me quejo de que no hacemos cosas todos juntos (dos adultos y dos niñas de 6 años y 15 meses respectivamente) y que mejores fechas que estas, LA NAVIDAD, para hacer un nuevo intento. Lamentablemente, hoy lo he conseguido.
Lo tenía todo previsto.
Celia salía de la guardería a las 16:45 y a esa hora exacta yo estaría esperando con amorosa disposición a mi pequeño retoño con el objeto de iniciar cuanto antes nuestra tarde de bizcochona felicidad. En el interín, Amadeo repasara con Pilar la carta a sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, ya que esta tarde vamos todos juntos a entregar la mencionada carta a los citados monarcas. Mis hijas estarán preciosas. Mi marido y yo muy felices junto a nuestros retoños nos cogeremos de la mano mientras las admiramos bajo las luces de colores que adornan la ciudad.
Bien... pues esto es lo que ha salido:
A las 16:45 horas me hacen entrega de Celia con un berrinche de los que hacen época.
Ante tal tesitura decido no agravar la situación e inicio el camino de regreso a casa con el retoño en un brazo y con el que queda hago malavarismos con el carro por la acera. Llego a casa... he perdido un guante por el camino... me voy a buscarlo.
Regreso a casa con el guante y... por fin podemos iniciar la tarde navideña aunque dado el percance del guante no hay tiempo para cambiar de ropa a Celia (La estampa no la habia imaginado con uniforme.. da igual me digo...tampoco pasa nada).
De camino al CC donde estan apostados los RRMM Celia continua sin parar de llorar y, dado que no recibe la atención que pretende, decide ir quitandose y tirándo al suelo su hermoso zapatito cada dos metros...... con lo que ello conlleva..... parada.... parada.... ¡señora señora que pierde el zapato!
-No pasa nada- me digo,- se le pasará y todo empezará a ser perfecto.
Por fin llegamos al CC. Pilar empieza a hacer movientos extraños.
-¿Que pasa Pilar?- pregunto...-Mama es que me cago-
Deacuerdo... no es muy de estampa navideña pero ya se sabe....son niños me digo mientras la familia unida pone rumbo a los WC del CI.
Terminada la "tarea", vamos a entregar la carta.... júbilo... sonrisas... nervios... Celia sigue dando por cul.... pero no pasa nada...
- Mira Pilar ahí estan sus Majestades los RRMM-
Nos ponemos en la preceptiva cola... todos, absolutamente todos los niños quieren sentarse en el regazo de MELCHOR y, como no, Pilar no va a ser una excepción, máxime en un día como el de hoy. Indescriptible la cara de Gaspar y Baltasar. Ni la de mi hermano Daniel viendo la pelicula "El marido de la peluquera".
- ¿Que tal Pilar? ¿Que te ha dicho el Rey Melchor?
- Me ha preguntado si he sido buena y.... me ha echado un poco de aliento en la cara. Mamá el aliento le olia un poco raro... como a Oriente.
Vale, no pasa nada.... continuemos....
-Ya que estamos aquí podíamos comprarle a Pilar los zapatos no crees?
En que maldita hora, tan guapa que estoy calladita.
En la tienda hacía unos 45 grados de calor y Celia lo nota; empieza a ponerse nerviosa mientras los "adultos" discutimos si son galgos o podencos (botas o zapatos) Pilar va a su bola, le da igual el can, no está por la labor de probar ninguno, por lo que la tarea va a resultar harto dificultosa y como no... Celia se cagó.... Me voy a los WC y sólo tras arduos esfuerzos consigo meter todos los abalorios dentro del habitáculo (Celia, yo misma y el carro cargado con el bolso de Celia, mi bolso, chaqueta de Amadeo, mi abrigo, chaqueta de Pilar, de Celia, bufandas... Ni los hermanos Marx. Huelga que diga que en ese momento yo ya sudaba.
Cuando regreso con el resto de la amorosa familia se me informa que padre e hija han elegido ya "unas botas".... Dios... Me quiero morir. De repente veo al Kaiser en pequeño, eso sí... muy navideño.
Lamentablemente doy mi opinión y, en ese preciso instante, todo se desmorona. La cara de mi marido empieza a alargarse como esta maldita tarde, Pilar repite una y otra vez que esta cansada y quiere irse a casa, Celia retoma su serenata y yo misma quiero abofetearme........
De hoy en adelante me dejaré de inventos y volveré a la receta de siempre: Tarde en batín y zapatillas y "Mujercitas" en DVD... eso sí ¡SOLA!