viernes, 25 de junio de 2010

TERAPIA DEL DOCTOR RICARDO: ESPECIALISTA EN OPTIMISMO

Hoy ha sido un día muy difícil.
Hacía tiempo que no me ocurría pero hoy las circunstancias han llegado a superarme.
Problemas laborales, familiares, económicos, personales... todos juntos. Ha habido un momento en que he tenido la tentación de salir corriendo, sin saber a donde pero correr mucho y muy lejos.
Ahora el cuerpo me pide escribir sobre todos esos problemas, sin embargo no lo voy a hacer. Hoy voy a seguir el consejo de mi querido cuñado Ricardo y voy a intentar ver la botella medio llena. He de reírme de las cosas y creo que puedo sacarle punta a una anécdota que he presenciado de camino al trabajo, VAMOS ALLA:
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Esta mañana, de camino al despacho, he observado una estampa que hoy voy a calificar de graciosa. He pasado, como siempre, por delante de una barbería de esas de toda la vida. Al igual que todas las mañanas cuando el tiempo ya acompaña, en la puerta se sientan el barbero y otro hombre al que calificaré de camarada. No diré que son viejos y sebosos.... Se trata de dos hombres entrados en años, dotados ambos de orondas barrigas fruto de copiosas comilonas y escaso ejercicio.
El barbero fuma cigarrillos siendo puros lo que aspira el camarada situados a ambos lados de la puerta de entrada al establecimiento varonil.
Siempre he sentido su presencia pero hoy ha sido patente su actitud.
Caminando a escasos metros por delante de mi, paseaba una bien parecida mujer de mediana edad, con su basset atado a la correa. Llevaba un vestido gris de punto que dejaba desnudo su hombro izquierdo mientras el resto su escasa tela ceñía de forma graciosa y sugerente un cuerpo bien parecido. Calzaba unas esclavas amarradas a unos bonitos tobillos, principio de unas también bonitas y bien torneadas piernas. No es necesario mencionar que la fémina no pasaba inadvertida, prueba de ello es que, quien ahora escribe, siendo de la misma especie, ha fijado también sus ojos en ella. También resultará por lo tanto ocioso mencionar que los dos señores apostados a ambos lados de la puerta de la barbería han divisado a la presa desde mucho antes de que saliera de su casa.
Desde la posición privilegiada para la contemplación que me brindaban los escasos metros de distancia, observo como abren la boca, fijan sus ojos en ella y callan. Pasa, pasa, pasa, pasa, pasa.... la siguen con la mirada clavada. No hay ni rastro de problemas cervicales. La presbicia ahora no es obstáculo.
El cuerpo es digno y la reacción varonil. Se dibuja una sonrisa en mi cara.
La chica rebasa al público y yo alcanzo la distancia suficiente para ser testigo del comentario castizo: “Pues no, yo creo que no lleva bragas”.
Lamentable!. Gran ocasión perdida para mejorar mi concepto del sexo contrario.
Con lo bien que hubiera quedado un piropo de los de antaño, con fuerza pero sin mal gusto. Un por ejemplo “Eso son curvas y no lo de mi guitarra” En tal caso, hasta yo les habría dado las gracias.
P.D. En honor a la verdad he de decir que me voy a la cama con mejor ánimo que tenía al sentarme frente al ordenador. La anécdota ha sido graciosa pero me encanta poder contarla. Esta afición es estupenda.

2 comentarios:

  1. ¿Cuanto tiempo ha necesitado esa chica para pasar?30 segundos?
    ¿Sabes cuantas palabras has usado para describirlo?Unas 400 palabras mas o menos
    ¿Sabes lo que has conseguido?
    Pues te lo voy a explicar:Por un momento he estado yo sentada en ese banco entre el barbero y su camarada.He visto como se clavaba la mirada de esos hombres en esa chica.¡Hasta yo he pensado "lleva tanga"!
    No dejes de escribir
    Un beso

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  2. He entrado con toda la intención de escribir exactamente lo mismo que Esther... Pero creo que queda todo dicho :)
    Hacia tiempo que no te leía, y ponerme al día está siendo divertidísimo!
    Un beso!

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