viernes, 28 de mayo de 2010

A M.j. : MI GRAN AMIGA.

M.J. es una persona muy especial en mi vida.
Con ella he caminado mucho. He madurado junto a ella.
Con ella he reflexionado sobre lo humano y lo divino (nunca mejor dicho).
Con ella he aprendido muchísimo. Me ha enseñado muchísimo. Tantos más afectos que conceptos y, de estos últimos, creedme, sabe gran cantidad.
Es una persona a la que admiro en su integridad.
Es una gran persona, gran profesional, gran amiga.
No es la primera vez que digo, aunque si lo hago ahora por primera vez fuera de un círculo llamemosle privado, que doy muchas veces gracias a Dios por haberla puesto en mi camino.
Si la conocierais sé que me daríais la razón.
El cuerpo me pide decir de ella con mayúsculas ES UNA GRAN PERSONA.
El problema es que, hoy en día, decir esto de una persona es transmitir de ella que es tonta.
Tonta por preocuparse por los demás.
Tonta por reflexionar.
Tonta por creer.
Tonta por querer sin esperar nada a cambio.
Tonta por dudar y no avasallar.
Tonta por practicar la humildad y no preferir la vanidad.
Tonta por no alardear de la gran cantidad de conocimientos que atesora.
Tonta por preferir la serenidad del espíritu a la agitación del dinero.
Tonta por ser una persona íntegra.
NECIOS.
Os juro que puedo hacer una lista enorme con todas sus virtudes y no estaré atribuyéndole cualidad alguna que ella no tenga y de las cuales, de todas, yo disfruto gracias a su amistad.
No os abrumaré con su currículum. Primero porque sé que a ella no le gustaría y segundo porque, aunque os aseguro que es muy intenso, no es en absoluto comparable a su valor humano.
Tan solo diré que aún hoy recuerdo el día que la conocí en el aula Magna de la facultad de Derecho.
Recuerdo también el día que, justo antes de la clase de Broseta, me dijo que le gustaba como yo tenía siempre una sonrisa dibujada en la cara.
Recuerdo el día que, cursando ya quinto, me dijo que no estaba segura de haber acertado en su elección. ¡Su maravillosa duda fecunda.¡
Recuerdo como tuvo la gallardía de rechazar un buen trabajo (crematísticamente hablando) porque era inhumano.
Recuerdo todas y cada una de las conversaciones que hemos ido manteniendo después mientras hemos ido caminando, madurando, intentando inventarnos a nosotras mismas.
Hemos creado lazos. Como diría el zorro del Principito, nos hemos domesticado.
Ahora mismo acabo de hablar por teléfono con ella. Está resfriada.
Hablamos de sus problemas. Sus dudas. Sus miedos.
Hablamos de mis problemas. Mis dudas. Mis miedos.
Hacía ya tiempo que no hablábamos. No importa. Tenemos lazos.
Hoy estoy preocupada por ti.
Hoy en pensamientos te abrazo.
TE QUIERO.
GRACIAS POR PREMIARME CON TU AMISTAD.
SIN TI, MI CAMINO NO HUBIERA SIDO EL MISMO.
Nunca he verbalizado todo esto. No era necesario. Tu lo sabes, pero creo que hoy necesitas oirlo o al menos leerlo.

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