lunes, 17 de marzo de 2014

CAMINANDO CON LA ALCACHOFA


De un tiempo a ésta parte no duermo practicamente nada.
Entre unas cosas y otras no como.
Paso el día en volandas.
Mi vida semeja una montaña rusa.
Epoca de cambios, espero que de crecimiento, confio en reencontrar caminos olvidados.
Se lo que busco pero me cuesta enormemente mantener el rumbo.
Puedo aceptar que la edad limite mis capacidades para abordar ciertas alteraciones, pero nunca asumiré como premisa indiscutible, que ello suponga un impedimento para conseguirlo.
No existe edad ni limitación insalvable cuando uno sabe donde se dirije. Que es lo que busca.
Podrá costar más o menos. Podrás marearte y marear a los que desde fuera te observan como una peonza dando vueltas sin control. Pero son solo apariencias. Los cambios son muchas veces así, caóticos.
Supongo que he de volver a la tan reiterada en mi vida TEORÍA DE LA ALCACHOFA.
Descansaré, comeré y empezaré a quitarle hojas innecesarias a la maldita alcachofa hasta quedarme solo con lo que realmente importa, lo más sabroso y tierno, su corazón.

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